El superempleado

Clark Kent trabaja en un supermercado pequeño.
Lo sabe todo y le gusta ayudar a los demás.
Sus compañeros, que le adoran, lo tienen claro: si surge un problema en el trabajo, hay que recurrir a Clark.

Si el personal de caja se ha equivocado a la hora de cobrarle la compra a un cliente, por ejemplo, habrá que llamar a Clark para solucionar el problema, ya que es la única persona que puede utilizar la llave que permite hacer las correcciones necesarias.
Cada vez que tienen que esperar a que llegue Clark para zanjar un asunto, los clientes del súper intentan tener paciencia.

Hoy Clark no estaba. Los clientes han tenido que pasar mucho más tiempo de lo esperado haciendo cola, ya que nadie sabía cómo solucionar los problemas que iban surgiendo.
Hartos de todas esas ineficiencias, mañana los clientes ya se irán a comprar a otro sitio.
El gerente del súper, que no ha recibido formación en gestión de procesos, nunca sabrá explicarse el porqué…

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