Cada uno sabe lo suyo…

Mientras espero mi turno haciendo cola en un supermercado, la encargada de la caja le comenta algo en voz alta (y visiblemente indignada) a su colega de al lado, de la cual está separada por el pasillo de entrada.

—Pero, ¿la has visto? Es que no entiendo yo cómo ha podido escaparse otra vez. Estaba en caja hace un rato y mírala ahora: ya está allí fuera…

A pesar de mi sorpresa delante de un comentario tan inoportuno, me queda bastante claro que la dependienta se está quejando del comportamiento de una compañera que, por lo visto, ha vuelto a desatender su caja.

La colega de al lado parece compartir la misma indignación.

Mientras tanto, la señora detrás de mí en la cola muestra signos de impaciencia por el hecho de no haber podido llegar a entender de qué va la conversación; aun así no le ha faltado tiempo para entremeterse, alarmarse y llegar a su conclusión:

—¿Han pillado a alguien robando? —pregunta, con muchas ganas de participar en algo que ni siquiera ha entendido.

—No, no… —intenta disimular la cajera, con cara de quien sabe que ha metido la pata.

—¡Es que hay gente para todo! —remata la clienta, todavía convencida de que se ha tratado de un hurto, y rapidísima en llegar a una condena.

—No, no, estábamos hablando de una compañera… —aclara innecesariamente la cajera, metiendo aún más la pata.

Acto seguido, empieza a detallar las razones de su queja:

—Es que siempre consigue escaquearse… se supone que está trabajando… hace un momento estaba aquí y ahora ya no está…

Y concluye, perdonando sin apenas convencimiento:

—Bueno, cada uno sabe lo suyo…

Pero ahora es la encargada de al lado la que insiste:

—¡Es que siempre hace lo que quiere!

Mientras observo sin intervenir cómo se desarrolla el asunto, por fin llega mi turno; una vez recogida y pagada mi compra, me voy hacia casa, llevándome también unas cuantas reflexiones sobre lo que ha pasado.

1) Si la cajera realmente cree que “cada uno sabe lo suyo”, ¿por qué no se ha quedado para sí esos comentarios tan pocos profesionales sobre una compañera de trabajo? ¿No se da cuenta de lo poco profesional que ha sido ella haciendo eso, incluso delante de los clientes?

2) Si la clienta ha oído algo a medias, ¿por qué ha tenido tanta necesidad de entremeterse en el asunto y llegar a conclusiones (para colmo incorrectas)? ¿No podría haberse quedado en la cola esperando su turno con discreción, en lugar de alimentar algo sucio por el simple placer de hacerlo? [Aquí habría que abrir un paréntesis sobre los que se meten donde no les llaman, pero la reflexión se alargaría demasiado…]

3) Por lo que hace a la compañera de al lado, ¿no habría podido seguir haciendo su trabajo quitándole importancia al asunto en lugar de echar leña al fuego?

4) ¿Cómo sabía la cajera que la compañera que había dejado desatendido su puesto no le había pedido permiso a su superior antes de hacerlo? No querrá que se le pida permiso también a ella misma…

5) ¿Cómo puede estar segura la cajera de que la compañera que había salido un momento no lo había hecho porque no se encontraba bien y necesitaba tomar aire? ¿Tiene ella algún superpoder —nunca mejor dicho— que le permite conocer en cada momento el estado de salud de todos sus compañeros?

6) Pero incluso en el caso de que la encargada “escapista” no hubiese pedido permiso ni se encontrara mal, ¿por qué suele interesarse tanto la cajera por lo que hace su compañera? ¿Qué le importa a ella? ¿El comportamiento de la otra quizás le afecta en su trabajo? Yo diría que no, ya que ha podido seguir despachando clientes (aunque hubiera estado bien que, al mismo tiempo, se hubiese abstenido del cotilleo).

7) ¿No ha pensado la cajera en el hecho de que igual un día podría estar ella en la misma situación y tener la necesidad de salir un rato (por la razón que sea)? ¿Le gustaría que se hablase de tal manera de ella en ese momento? ¿No sería mejor confiar en sus compañeros y de paso poder contar en su respaldo cuando fuese necesario?

Cada uno sabe lo suyo, dicen, pero no se lo creen nada…

cajera